Para mí fue un antes y un después en mi vida: este terremoto me hizo integrar la impermanencia y muerte en mi vida, me devolvió mi vocación de ayudar al prójimo, me facilitó experimentar la compasión en mis entrañas, me regaló la necesidad de estar cerca de mi familia y marcó mi futuro, mi nueva misión de vida.
Después del terremoto, una gran llamada en mi corazón me señalaba que tenía que quedarme allí, y ayudar en lo que pudiera. Así lo hice, durante 7 meses y con el apoyo de mis nuevos hermanos y los donantes que apoyaron nuestro proyecto, creamos “Empower Nepal Youth” para acompañar a jóvenes nepalíes que habían perdido su hogar o su familia.